Pues horas antes del cambio de año escribo esto.
La vida es cruel, injusta y a veces sin sentido y oscura.
A cada paso nos muestra la indiferencia del destino, el control del azar.
Y reflexionando en una de las lecciones más importantes aprendidas ultimamente: Los hijos ahora son tiranos de sus padres, que, convertidos en vasallos, acorralados por demandas y exigencias de su sangre son condenados a soportar la vida de esclavo, sirviente y proveedor. Para siempre ser tratados como deudores de a quien dieron sin lugar a duda lo más imoportante.
Odio la navidad y las fiestas.
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