domingo, 18 de enero de 2009

¿Qué dejas?

¿Qué dejas atrás cuando te vas y decides emigrar?

Miles si no es que millones de personas salen de este país para buscar algo que no encontraron o que simplemente dejo de existir en esta su patria. La pregunta es que deja una persona cuando decide tomar las riendas de su camino y marchar hacia un lugar, que seguramente le será desconocido.

Lo fundamental, la familia, se queda la mayoría de las veces y se agrieta el núcleo. Sin más un día se tiene a alguién a quien acuduir en alegrías, tristesas, apuros, problemas, celebraciones y momentos importantes y al día siguiente, el amanecer es solitario. Como única compañía los recuerdos que se van quedando atrás, las despedidas, los buenos deseos, las bendiciones, los abrazos, las sonrisas y el llanto, si es que hubo alguno de estos se van mezclando con las nuevas emociones que produce lo incierto, ese gris del que se pintan las cosas cuando uno sabe hacia donde va, pero no conoce que hay en el destino. La familia y los amigos se quedan, uno parte, esperando lo mejor para ellos y viceversa, sin pensar que tal vez, ese sea el último adios, sin tener por seguro nada y con cientos de preguntas que resolver.

Se deja también un lugar, costumbres, rutinas, cotidianidades, todo ese tipo de cosas que le dan sabor a nuestros días, que hacen que los lugares tengan vida propia y con esto una personalidad marcada y definida. Si solo hablaramos de lo espacial no sería un problema, no tendrían tantos migrantes un nudo en la garganta cuando recuerdan su patria y su partida. Pero la realidad es que al migrar uno no solo se separa del suelo que le vio nacer, sino de todo aquello que reconoce y lo toma como propio llamandolo cultura. "Mi cultura" dicen algunos. Se entrará a un mundo ajeno, desconocido, del cual los colores y los movimientos son ajenos, por muy parecidos que sean dos paises uno nunca es lo mismo que el otro, pues el sabor se va difuminando al acercarse a la frontera y llega un punto en el que desaparece o se mezcla lo suficiente para ya no ser percibido en la gente y su forma de vivir.

Mucha gente se va y no quiere pensar en que deja atrás, mitiga su dolor idealizando todos aquellos buenos deseos, tratando de concebirlos en la mente, proyectandose en aquellas situaciones que estan por venir. Otros tantos van rumiando una y otra vez las despedidas, los buenos momentos, todos esos preciados recuerdos a los que se pueden aferrar para no pensar en lo que no saben.

Y la pregunta del día.
¿Que dejas? No hablando específicamente de lo que uno se separa cuando se va, como la patria y los amigos, sino pensando en que es lo que aportaste a ese lugar, a ese tu pasado.